lunes, 21 de junio de 2010

Nueva presentación de El sofá de los valientes



Las vicisitudes cayeron vencidas
como un ritmo sincopado de jazz.
Punto de desencuentro,
aquel preciso instante.
Acorralada en un rincón del presente,
la nieve golpeaba el cristal de la memoria,
invadida, carretera, postal.












La melancolía es la pedrea de la tristeza.

No siempre que miro a los demás encuentro a otro.

Los poemas de Bolo son instantáneas de humor breve y preciso. Y, pese a su actualidad (rabiosa, siempre), parecen tener ese encanto, un poco tirando a sepia, que da la polaroid. Quizá este efecto se deba a las pequeñas dosis de melancolía que se cuelan entre palabras. ¿Greguerías posmodernas? Ahí queda dicho (que cada lector decida si mete las palabras en cajas o se las lleva puestas), pero es ese uso telegráfico del lenguaje (y de la elipsis) lo que da a Bolo este estilo tan característico. Y es que su poesía es tan inconfundible como él mismo, está hecha de pequeños actos cotidianos, bajar las escaleras, comprar el pan, convertir en nube la leche del café. Nos señala una escena, indescifrable por su sencillez, y acto seguido desaparece al doblar una esquina.

Burgos.
Catedral.
Escala de mi regreso a Madrid procedente de Bilbao.
Compro una palmera de chocolate.
Me siento en un banco.
Sol.
Observo pasear ordenadamente.
Lloro.

Papel en blanco,
raíles desordenados.
Viajé hacia tus huesos,
besé tu calcio.
Dijimos hasta luego
en el acordeón
de tus labios.


Próxima presentación de El sofá de los valientes, de Hipólito García, "Bolo"
Será en Calvario Bar
c/Calvario 16 (metros Lavapiés y Tirso de Molina)
El viernes 2 de julio a las 21 horas.
Os esperamos!

domingo, 20 de junio de 2010

El poeta y su piano. "La flor del vacío", de Alexis Delgado Búrdalo


Cada comienzo
se halla siempre a mitad
de algún camino




La flor del vacío y sus brevísimos poemas, delicados, en los que el autor se desnuda (con más ternura que erotismo, que nadie espere escenas subidas de tono). El caso es que consigue transmitir la fragilidad de la flor y el ritmo del músico. Y también hay algo del hijo del catador de vinos, en ese tiempo encapsulado en una uva.

Al leer este libro no hay que olvidar que su autor, Alexis Delgado Búrdalo, es pianista. Porque como música van envolviendo al lector las reiteraciones de palabras sencillas (y de grandes palabras) a lo largo de todo el poemario, componiendo variaciones sobre un mismo tema. O, más bien, escribe con palabras un contrapunto musical, entrelazando simultánemente varias líneas melódicas que explotan formando fuegos artificiales al final de Punctum contra punctum:

eclipse mundo muro recuerdo
beso perfume silencio aliento
olvido amanecer canto vuelo
abrazo herida pájaro pecho
ardor estrella ojo fermento
concha noche deseo secreto


Tampoco hay que perder de vista la importancia que da a la palabra “silencio”, ni el uso musical que hace del mismo, de la elipsis, del paréntesis; la voz que remite a sí misma su vocación de silencio. Se van encontrando pequeñas joyas ocultas a lo largo de los poemas, casi escondidas.

El tiempo es una herida.
(La eternidad
está sangrando).


Y, mientras, el silencio se llena de flores, que van transmitiendo quietud ya mucho antes de llegar a los haikus, ya desde la portada (una preciosidad, todo hay que decirlo). Impregna al lector de una calma oriental ya desde el título (referencia a una historia de Siddharta explicada en el prólogo). Y poco a poco, a través de reiteraciones y arriesgados usos del lugar común, Alexis consigue envolvernos con su poesía. La sencillez queda relegada a la apariencia y demuestra, una vez más, que es la forma de la profundidad.

La casa está vacía,
unos zapatos
junto a la entrada,
un periódico abierto
sobre el sofá,
una manzana,
es lo que queda
del hombre que se ha muerto.
Esa es su casa.

martes, 15 de junio de 2010

El sofá de Bolo


El próximo viernes 18
Hipólito García Fernández
(Bolo para los amigos)
presenta en Lavapiés su último libro
El sofá de los valientes
Será a las 22.30 en Badulake
(c/Salitre, 30)

"Este libro está soldado por mis padres, HIPÓLITO y AAVELINA, a los que se lo dedico con el AMOR PROFUNDO que les profeso"











Como no podía ser de otra manera Bolo presenta su sofá en Lavapiés, ¿quién no lo conoce aquí? Con su delgada estatura y sus patillas, su humor a base de frases breves, omnipresente en los bares del barrio (bebiendo cola cao)… Con El sofá de los valientes vuelve la oportunidad de leerlo, de reconocerlo un poco más.
El personaje se convierte en poeta y nos permite acercarnos un poco más a la persona.
Y a la poesía.

lunes, 14 de junio de 2010

"Clic", de Paco Sevilla


Olvidar
es
1
artículo
de
lujo
a
conciencia
de

mano
.







Sevilla nos ametralla con imágenes, demostrando que 36 universos pueden formar un satélite, artificial o no. Pero un satélite que gira y no deja de girar.
…y el amor, como una herida que sonríe sin amargura, asomando por las costuras del abrigo del poeta. Tal vez porque Paco Sevilla sabe que el poeta es único sacerdote que cree en el hombre antes que en el humo.
Carlos Salem

Sevilla o la alegría desbocada. Sevilla o el exceso no premeditado. A Sevilla no me lo imagino con metrónomo ni fusta ni pentagrama, estrujándose las meninges detrás del verso y lamentándose en el caso de que no llegue, sino en espera tranquila y riente de quien sabe que todo acaba saliendo a condición de que no sea pedido.

No suda el verso, nunca lo obliga, lo deja vestirse con la camisa por fuera, se deja arrastrar por él.
Batania

La timidez de los cuchillos excita la sangre.

Prefiero el vino rosado a la filosofía …
Terror de menta, amor y jaque al tenis.

domingo, 13 de junio de 2010

El Mundial empieza en Lavapiés. Presentación de "Las últimas palabras de Harpo", último poemario de Óscar Aguado


En esta ocasión Óscar ha nacido en Teruel. Hasta la fecha sólo ha renacido en trayectos cortos, pero si le da por coger aviones quizá acabe siendo tan mundial como el fútbol. Pero no, mejor que no se acerque demasiado a los aviones, y no convierta en profecía su observación de que tanto el director de Léolo, como el autor de El Principito, murieron en accidentes aéreos.
Y sí, hay algo de estos dos personajes en Las últimas palabras de Harpo, menos desgarrado que el personaje de la película de Jean–Claude Lauzon, más urbano y golfo que el del libro de Antoine de Saint–Exupèry. Pero nos encontramos ante Harpo convertido en Principito, por medio de la poesía de Óscar Aguado y las ilustraciones de Raúl Valerio.
Allá ellos los que se perdieron la presentación del libro, Óscar más bien se presenta a sí mismo, a su obra. ¿Dónde termina el poeta y empieza la persona? El caso es que se ganó al público, y no sólo al suyo, los asistentes a un cumpleaños que se celebraba después le aplaudieron con ganas (aprovechamos para felicitar de nuevo a la desconocida).
Para no extendernos más y puesto que lo más ortodoxo (si bien no necesariamente lo mejor) es empezar por el principio, aquí va el primer poema del libro a modo de aperitivo.


Estimado Bolo
me paso todo el día acompañado de Harpo
con su bocina en mi oreja
y el arpa en sus dedos
los días no son apresados por el hastío de todo
mañana compraré algo de comida
espaguetis
lechuga
y ajo.